En climas tropicales y subtropicales, el desarrollo fúngico se ve favorecido por factores como excelentes condiciones de humedad y temperatura. Los hongos crecen y proliferan bien en cereales, principalmente en cacahuates o maníes, maíz, trigo, cebada, sorgo y arroz, en los que generalmente encuentran un substrato altamente nutritivo para su desarrollo. El crecimiento fúngico y la producción de micotoxinas en cereales pueden ocurrir en las diversas fases del desarrollo, maduración, cosecha, transporte, procesamiento o almacenamiento de los granos. Por eso, la reducción de la humedad de los cereales a través del secado es de fundamental importancia para reducir los niveles de contaminación.
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Se puede dividir a las principales micotoxinas en tres grupos: las aflatoxinas, producidas por hongos del género Aspergillus como A. flavus y parasiticus; las ocratoxinas, producidas por el Aspergillus ochraceus y diversas especies del género penicillium; y las fusariotoxinas, que poseen como principales representantes los tricotecenos, la zearalenona y las fumonisinas, producidas por diversas especies del género Fusarium.
La formación de micotoxinas depende de una serie de factores, como la humedad, temperatura, presencia de oxígeno, tiempo para el crecimiento fúngico, constitución del substrato, lesiones a la integridad de los granos causadas por insectos o daño mecánico/térmico, cantidad de inóculo fúngico, así como la interacción/competencia entre las líneas fúngicas.
El sistema de secado y almacenamiento existente también contribuye para la evolución del problema en nuestras condiciones. La temperatura de la masa de granos en el interior de los silos en muchos casos supera los 18C recomendados, permitiendo un crecimiento fúngico intenso, especialmente por la deficiente aireación de la mayoría de las unidades almacenadoras que, incluso existiendo, debido al exceso y mala distribución de las impurezas no son efectivas en el control de los puntos de calor en la masa de granos.
La micotoxicosis implica enormes pérdidas de orden económico, sanitario y comercial. Sin embargo, el mayor problema de las micotoxicosis se atribuye a los daños relacionados con los diversos órganos y sistemas de los animales, implicando la reducción del rendimiento productivo de los mismos. Las manifestaciones agudas ocurren cuando los individuos consumen dosis moderadas a altas de micotoxinas. Pueden aparecer signos clínicos y un cuadro patológico específico, dependiendo de la micotoxina ingerida, de la susceptibilidad de la especie, de las condiciones individuales del organismo y de la interacción o no con otros factores.
Las lesiones dependerán de cada micotoxina, siendo las más encontradas, hepatitis, hemorragias, nefritis, necrosis de las mucosas digestivas y finalmente, muerte. La micotoxicosis crónica es la más frecuente, ocurre cuando existe un consumo de dosis moderadas a bajas. En estos casos, los animales presentan un cuadro que se caracteriza por la reducción de la eficiencia reproductiva, peor conversión alimenticia, reducción de la tasa de crecimiento y de la ganancia de peso. Este cuadro solamente se detecta mediante cuidados especiales o a través de un programa de análisis de micotoxinas presentes en la alimentación.
Era de conocimiento general que los pavos eran más sensibles a los efectos de las aflatoxinas que los pollos de engorde, sin que por otra parte se conociera el impacto real de estas micotoxinas en el desarrollo de dichas aves. Estudios realizados en el Laboratorio de Análisis Micotoxicológicas, Universidad Federal de Santa Maria (LAMIC/UFSM) demostraron que, durante los primeros 42 días, los pavos presentan una sensibilidad a la intoxicación por aflatoxinas cerca de 4 a 6 veces mayor que los pollos.
Las principales micotoxinas del grupo de los tricotecenos abarcan la Toxina T-2, Deoxinivalenol (DON o vomitoxina) y Diacetoxiscirpenol (DAS), producidas por hongos de diversos géneros, principalmente Fusarium.
Las micotoxinas T-2 y DAS producen lesiones orales en pollos de engorde cuando presentes en niveles a partir de 1 ppm en el alimento balanceado. Las aves presentan reducción del consumo alimentario, retardo en el crecimiento, alteraciones en el cuadro sanguíneo y neurotoxicidad.
Las fumonisinas, un grupo de decenas de micotoxinas, son producidas por hongos de los géneros Alternaria y Fusarium, principalmente por el F. moniliforme. Las fumonisinas con mayor incidencia e importancia toxicológica son la B1 y la B2. Los niveles de contaminación en diferentes partes del mundo están normalmente por debajo de los 5 ppm, y cerca de un tercio de las muestras analizadas están contaminadas. Los análisis realizados en los últimos 11 años en el LAMIC (1996 2007) constataron que cerca del 41% de las muestras de maíz y el 44% de las muestras de alimento balanceado están contaminadas por fumonisinas.
Otro factor importante que se debe considerar en lo tocante a las fumonisinas, es que los hongos que producen estas micotoxinas producen una serie de otros compuestos toxígenos. Estas substancias pueden estar presentes en la alimentación de las aves y determinar pérdidas de rendimiento aún más significativas.
Estudios con pollos alimentados con alimento balanceado contaminado con aflatoxina, OTA, y con ambas, demostraron el efecto sinérgico de las mismas, observándose que el peso corporal fue significativamente inferior en las aves alimentadas con ambas micotoxinas entre las 2 y 3 semanas de edad. Las micotoxinas individualmente redujeron la ganancia de peso en el 12% cada una, mientras que su combinación disminuyó en el 40% la ganancia de peso.
Las micotoxinas de mayor importancia para la producción avícola en el territorio brasileño son las aflatoxinas, seguidas por las fumonisinas y el deoxinivalenol. Para estas tres micotoxinas, la positividad supera el 40%, o sea, poco menos de la mitad de todos los alimentos analizados en Brasil presentan contaminación debido a estos contaminantes. Además, la contaminación promedio observada también es elevada si consideramos las informaciones presentadas a continuación en la Tabla 3.
Con base en los experimentos in vivo realizados en el LAMIC y en la ocurrencia de las micotoxinas evidenciada en los últimos años en las más de 80 mil muestras de materias primas y alimentos enviados al LAMIC, se estableció una recomendación con relación a los limites de seguridad de micotoxinas para aves de producción.
El control y la gestión de las micotoxinas implican un proceso que posee una serie de actividades críticas. Todo comienza con la definición de un programa de monitoreo. Esto implica la definición del proceso de muestreo, pasa por una gama de análisis y controles y termina por la toma de una decisión.
Esta debe considerar el uso seguro de la dieta en la que el riesgo de intoxicación por micotoxinas pueda minimizarse y que el costo/beneficio sea exactamente cuantificado, permitiendo la maximización de la productividad de la parvada.
Una vez que las micotoxinas estén formadas, cualquier esfuerzo para prevenir el crecimiento fúngico es inútil. Un método ampliamente utilizado para el control de las micotoxicosis es el uso de materiales nutricionalmente inertes en la dieta animal, con el propósito de disminuir la absorción de las micotoxinas en el tracto gastrointestinal de las aves. Estas substancias eran llamadas adsorbentes de micotoxinas y actualmente son genéricamente denominadas aditivos anti-micotoxinas (AAM).
La presencia de micotoxinas en las dietas suministradas a las aves puede determinar pérdidas considerables en el sistema de producción avícola. La presencia considerable de micotoxinas en los principales componentes de la dieta de aves determina que se adopte un programa continuo de control, basado en el uso de AAM (adsorbentes). Para la adopción de medidas de control, es necesario saber con exactitud la contaminación existente, haciendo imprescindible la implementación de un programa de monitoreo de materias primas y/o de los alimentos destinados al consumo.
El control futuro del problema de micotoxinas en la economía ganadera, depende de la implantación de políticas adecuadas en el ámbito del manejo agrícola, así como de los sistemas de almacenamiento que son la raíz del problema. Solamente políticas en estas áreas conllevarán resultados económicos duraderos para la avicultura. --Abreviación de conferencia presentada durante el XX Congreso Latinoamericano de Avicultura, septiembre 2007 en Porto Alegre, Brasil.
Micotoxinas Alimentos Hongos asociados Aflatoxinas Maní, pistacho, nueces, maíz, semilla de algodón y cereales Aspergillus paraciticus, A. flavus Fumonisinas Maíz y otros cereales Fusarium verticillioides, F. proliferatum Ocratoxina Legumbres, cereales y granos de café Penicillum verrucosum, Aspergillus ochraceus Patulina Manzanas, uvas y otras frutas Penicillium expansum, Aspergillus giganteus, otros Penicillum y Aspergillus spp. Tricoticenos Trigo, maíz Fusarium tricintum, F. poae y otras especies de Fusarium Fuente: Sharma, 2004. Aflatoxinas
Secar rápidamente por debajo de 10% de humedad Poscosecha Granos de cereales, oleaginosas, nueces, frutas Incremento y/ o presencia de micotoxinas Proteger los productos almacenados de humedad, insectos, factores ambientales, etc.
Seguir buenas practicas de manufacturación Alimentos para animales Leche, carne y productos avícolas Transferencias de micotoxinas a productos lácteos, carnes o productos avícolas Monitorear los niveles de micotoxinas en los ingredientes del alimento
Sin embargo, cuando examinamos los ingredientes que se utilizan, especialmente en Europa, una cantidad importante son rechazados en las fronteras debido a la presencia de micotoxinas, especialmente cuando proceden de regiones subtropicales y tropicales (RASFF, 2019). 2ff7e9595c
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